lunes, 19 de marzo de 2012

Las Playlists de Martín nº 33. Soul de hoy, à la française





Tengo olvidada esta sección aunque guardo en mi cabeza (ultimamente sopapeada por las infricciones de la retoma de mi tesis) una larga lista de canciones para postear que estuvimos escuchando ultimamente con Martín estos meses de invierno.
Ben l'Oncle Soul es un disco que salió en 2010 en Francia. Un exitazo entre los sectores más "cool" de la capital, o más branchés como se dice acá. Sin embargo ese público zozo y burguesito del Marais no arruina la música que sale de este chico, bastante joven y amante de la música Soul.
Hay pocos datos de su biografía, no sé si dado su éxito o porque es aún muy joven, pero vale la pena decir que ganó ese mismo año (y por el mismo disco) el premio Constantin, un premio que se otorga a las nuevas camadas de artistas como revelaciones.

En una entrevista de TV escuché que comentaba que toda su información y su pasión musical (sobre todo por los sonidos del Soul y del Jazz) venían de su mamá, que le había un poco mostrado ese mundo.  De muy pequeño admiraba a Stevie Wonder y lo imitaba... Debo admitir que me encantó ese comentario.
Como amante de tales notas soñó siempre con cantar para el sello Motown Records, y así lo ha conseguido hacer en su filial francesa.


Es verdad que los franceses son grandes amantes del Jazz pero es difícil ver esa pasión en jóvenes veinteañeros.
Extraigo entonces dos temas que me parecen sintomáticos. El primero es una versión propia de "Seven Nations Army" de los Whtie Stripes, himno de la cultura grounge de fines de los años 90 y de comienzo de los 2000, una canción para Ben más generacional pero adaptada a su pasión musical.
La segunda canción es otro éxito pero no por eso menos interesante." Soul Man", deja escuchar lo que puede hacerse desde este lado del atlántico, cantando en francés, una canción de clásicos acordes souleros.
Agrego que la gráfica del disco es maravillosamente "60's".
A Martín le gustó mucho.
A escuchar en la columna de la derecha.

martes, 13 de marzo de 2012

Dibujos infantiles en los años 80. David Mc Kee y Elmer.



Antes de pensar como explicar a los chicos o a nuestros hijos los temas más candentes de nuestro presente, deberíamos preguntarnos primero qué sabemos de ellos...
Eso pensaba sobre la diversidad. Un tema del que todo el mundo tiene algo que decir y la mayor parte del tiempo son cosas vacías y sin explicaciones.

La diversidad como concepto, como política o militancia tiene mucho que agradecer a las políticas públicas norteamericanas o sajonas provenientes de los proyectos de multiculturalismo ya pensados desde la posguerra. Sin embargo, hoy se enuncia el término como una bandera y no se sabe muy bien de qué, ah, sí, la bandera de la diferencia como entidad política.

Nadie discute las diferencias, sino todo lo contrario, nos las hacen sentir cada vez más en un mundo globalizado o envuelto por los constantes movimientos de personas; otras personas, atacadas en su originalidad o en su universalidad se lanzan contra lo difente, y de allí las banderas de defensa de la diversidad.



Todo sería más fácil si nos respetáramos en igualdad, humana, social y por qué no económica también (y no tendríamos de diferencias de clases), además de nacional, de género o gustos.

Todo esto porque en los años ochenta, como buen artista de su época David Mc Kee cartona con una publicación para niños llamada "Elmer, the patchwork elephant".
A decir verdad, el libro es genial, sencillo y de una astucia digna de un adulto. La diferencia de Elmer frente al resto de los elefantes es que es "multicolor", ¿y? dirán los niños, a los que de muy pequeños les importa muy poco el color de sus amigos o compañeros (hasta que más adelante los padres les enseñen a ser racistas, homofóbicos o sexistas). Sin embargo Elmer se convierte en otro de los éxitos infantiles, traducido a más de 40 idiomas.



Elmer representa la bandera de la diversidad para los maestros y educadores entusiasmados todavía en meterlo como bibliografía obligatoria. Sin embargo, creo que el cuento esconde algo más que nadie parece resaltar demasiado. Elmer es diferente en cuanto a una percepción ajena a él mismo. Tanto Elmer como los elefantes que lo rodean son adultos, no niños, y la diferencia me parece precisamente que los niños comienzan a "marcar" o a establecer, construir una diferencia, cuando se les orienta a ello, sino, no tendrían por qué registrarlo y estos casos, como simplemente una diferencia de color (o traspolado a nuestra sociedad, un acento diferente al hablar, o un gusto diferente) no debería llevarnos a querer enseñarles a los niños que somos todos iguales pero que está bien que cada uno mantenga su individualidad.
La cuestión por demás confusa que los educadores deberían preguntarse es por que algunas diferencias deben o pueden ser aceptadas y otras no, ¿de qué depende esta regla de selectividad? Mucho para decir... no?


De David McKee por otro lado, hay muy poco para leer... es autor de otros títulos además de ilustrador. Me gustó esta imagen de un sobre que mandó él mismo a su editor...  

miércoles, 7 de marzo de 2012

Quesos de Francia (que me gustan..)





Al lector inadvertido le sorprenderá los saltos que da este blog, pero de eso se trata, en la variedad está el gusto...
Hay una frase de De Gaulle al llegar a las costas de Normandía en 1944 que dice "un país con 365 quesos no puede perder la guerra". Qué habrá querido decir el general, lo ignoro, o tal vez pensaría atacar a los nazis con esencias de quesos putrefactos... quien sabe.
La verdad es que no se puede vivir en Francia sin probar algunas, aunque más no sea, variedades de esos 365 quesos. (aún no puedo creer que haya gente que no le guste el queso).

Empecemos por saber que al aventurarse hay que ser corajudo. Lo digo porque en general el conociemiento del concepto "queso" que tenemos los que no vivimos en Francia, es lejano a la realidad local. Aquí hasta hay grandes y serios concursos de "affineurs" léase los maestros curadores de quesos. (no confundir el fromager con el affineur, el primero es el que vende y/o conoce de quesos).

Así, cada región de este país presenta una amplia variedad de quesos que van desde los de leche cruda a los de leche de cabra, oveja y aún los pasteurizados.

Me sorprende mucha gente que conozco que ante una visita en Francia, lleva quesos del supermercado... Habiendo inacabables tiendas de quesos a cuales más especializadas que incluso pueden hacer el favor de envolverlos al vacío para evitar contagiar el olor en la ropa de las valijas (ya me ha pasado con un camembert... es dificil sacarle el aroma...).

Digo esto porque para probar buenos y auténticos quesos lo mejor es ir a los mercados de Paris o a las tiendas de quesos. Allí, se puede pedir consejos al maître fromager que sabrá satisfacer nuestro paladar.


Pero aquí, una breve guía de quesos que personalmente recomiendo. Son los más conocidos y por eso vale la pena buscar sus versiones originales en los lugares ya mencionados, ya que en el supermercado sólo encontraremos ( o en su mayoría) quesos de tipo industrial, que no son malos, pero no son iguales.

Los quesos menos fuertes
Para comenzar hay que saber que aquí los quesos tienen mucho sabor. Y cuando digo mucho, es MUCHO. Así que si no les gusta atacar vuestras papilas, a abstenerse y dedicarse por ejemplo a la pastelería.

Mi preferencia por los quesos duros me llevó a descubrir o a saborear varias versiones (léase que los quesos como los vinos cambian de acuerdo a su tiempo de maduración y mientras más tiempo tengan, mas caros son y más sabrosos).
Pondría en primer lugar (no por calidad sino por suavidad) el Cantal. Original del Aubergne, el Cantal es un queso afrutado, de consistencia dura pero fácil de cortar y saborear.
Luego mencionaría el Comté, de la región FrancheComté, que es más tirando a dulzón, de la misma consistencia.
En tercer lugar subiendo de sabores menciono la Tomme de Savoie... impagable. No sólo me gusta porque viene como envuelto en una costra gruesa de ¿barro seco? (aún me cuesta creerlo) sino que porque en sabor es realmente sabroso. Cercano a un parmeggiano. Tommes hay varias, y todas son buenas.

De la misma región, el Beaufort es otro queso duro muy sabroso, se utiliza para hacer la polenta de Savoie un plato de invierno exquisito y super simple.
Luego existen el Emmental francés (originalmente es suizo) y el Mimolette de la Región del Norte, que pueden saborearse con un poco de pan, pero no son grandes sabores.


Los quesos tirando a blandos
Desde ya que el Roquefort es uno de los quesos más conocidos de Francia, y de hecho tienen el origen controlado, léase que fuera de Francia se suele llamar Bleu. El roquefort mientras más auténtico más inigualable es. Los invito a buscar algún pedazo recomendado por un quesero, y sino, el único queso que recomendaría de supermercado es su versión "Societé", no los defraudará.

De los blandos en principio el Camembert es de los sabrosos, atención que sus versiones de supermercado son todas pasteurizadas mientras que las del mercado son de leche cruda. No, no recomiendo el pasteurizado salvo si están embarazadas, porque el de leche cruda es increíble. ¿como saber si está a punto?
Tocando suavemente su altura, y mientras más blando (moelleux) mejor!.
Desde ya que entramos en la categoría "más olor"-más sabor".
 El Brie es semejante a un Camembert, un tanto más suave en gusto y su versión de Meudon es realmente recomendable y fácil de encontrar en cualquier marcado de París.


Subiendo en olor y sabor el Pont Leveque es un cuadrado que apesta, pero en boca es delicioso... con un buen vino tinto... Paff! Una masa.
Este proviene de Normandía, de la zona norte de Francia donde al parecer se hacen los quesos más hediondos... (y los más ricos tal vez, considerando que es una zona especializada en vacas lecherasy sus derivados).
Volviendo a la Savoie, el Reblochon es otro gran queso. Es también de leche cruda y es a presión, como varios otros quesos aparecen entonces en planchas redondas medio aplastadas. Es bueno para tomar en fondues.
También de la misma zona encontramos el Mont d'Or, un queso que se comsume sobre todo en Navidad, y se come desde adentro, como si fuera una pequeña olla. Este sí se vende en supermercados y al ser marca registrada es recomendable.

La bomba de sabor (y olor)
Subiendo nos encontramos frente a los 3 más sabrosos quesos que he probado y también a los más pestilentes. El Maroilles, un queso típico del norte de Francia, que se utiliza para un plato también típico tanto de la zona Norte como también en la Alta montañana, la Tartiflete, un guiso de queso, papas y bacon, imperdible en tiempos fríos como ahora.  No olvidar que jamás hay que tomar AGUA si comemos algunos de estos platos porque se nos hace una bola en el estómago, entonces, vino, siempre vino, y de preferencia blanco.
Luego uno de mis preferidos la Boulette d'Avesnes... ahhh! Es una pequeña pirámide de queso curado a ajo...
Y luego el penetrable Vieux Lille, un cuadrado recontra apestoso y recontra sabroso!!!
(a veces creo que para comerlos haría falta no tener olfato y sí papilas).


Los quesos chiquitos o de bolsillo
Hace miles de años cuando leí por primera vez Rayuela de J. Cortázar descubría la ternura de llamar al bebé de La Maga "Rocamadour". Sabía que era un queso pero la primera vez que vine a Francia y lo vi, me enamoré una vez más de su nombre y de esa historia. El Rocamadour es un "quesito", redondito y simpático, de cabra, cremoso oriundo de la comuna de Rocamadour en la región de Lot al sur de Francia. Es tan chiquito que cabe en un bolsillo.
Un poquito más grande pero también redondito y pequeño, es el St. Marcelin, de gusto un poco más fuerte y es de leche de vaca.

Bueno esto es un resumen de mis pruebas... son tantos que la verdad me olvido... prometo más nombres y más recomendaciones.