Así
como nosotros sorprendimos a nuestros padres con el uso de las nuevas tecnologías,
hoy nuestros hijos lo hacen poco a poco.
La primera cosa que nos afecta y
mucho, es el uso del Skype, pequeño y gran invento que nos ha cambiado las
vidas en más de un sentido. Conozco parejas que han conseguido reencontrarse, y
amigos que siguen en contacto y etc. varias.
Nosotros
mismos los papás de M lo usamos al comienzo, cuando recién comenzábamos a
salir, ya que nos separaban muchos kilómetros de distancia que por suerte
supimos borrar rápidamente.
Hoy
en día mi hijo y yo usamos Skype para hablar con su abuela en Buenos Aires. Mi
madre no es la persona más ducha del mundo en tecnologías modernas pero la
necesidad y el cariño realmente pueden con todo.
Tenemos hijos generación Skype, y
eso no es una vergüenza como muchos tradicionalistas dirían, sino una suerte,
una gran gracia del avance tecnológico que también quema bosques pero nos da
estos grandes momentos.
Martín
no habla, apenas tiene 9 meses pero el sonido del Skype ya lo conoce y cuando
lo escucha mira desde donde esté y sonríe muy contento. Ahora viene gateando y
sabe que vamos a hablar con mi madre. Parece mentira pero le encanta, hace
caritas, se rie mucho mirando la cámara! Y desde ya le alegra esos días a su
abuela a la distancia. Es verdad, no tiene nada que ver a la presencia de
nuestros seres queridos pero ayuda cuando vivimos lejos de ellos.
Parece
mentira cómo los bebés incluso pueden reaccionar tan bien a ello, aunque apenas
después de 15 minutos ya se canse de estar conmigo frente al ordenador y se
escape por el piso.
¿cuantos de ustedes no viven a
distancias grandes de sus padres y amigos y también comparten ese gran momento? Estoy segura que muchos. Es verdad, no es lo mismo que estar cerca, pero ayuda a
aguantar hasta que nos veamos y nos abracemos todo lo que queramos.
Va
una canción para acompañar, que me gusta mucho porque como dicen por aquí me
tient au coeur.
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