domingo, 5 de febrero de 2012

Apostillas para los amantes del chocolate


Primer día de nieve del invierno en París! No hay mucha pero ya los pinos frente a nuestro balcón están nevados.
Esto me trajo a colación (me encanta esta frase...) cosas que hacemos cuando hace frío. Es tan lindo el invierno. Y me dí cuenta del éxito del post de los chocolates en Bruselas así que aquí van algunos comentarios de domingo, para saborear.

Como saber si un chocolate es realmente de calidad
Debe haber libros, congresos, y expertos en el asunto para decirnos lo que tiene o no un chocolate de calidad, como los vinos, como los quesos y como tantas otras cosas que la burguesía sin oficio ha inventado y hacemos caso sin cesar ( y muchas veces nos convencen).

Pero el chocolate es algo tan visceral que sólo es cuestión de comer... y saborear.
Entonces aquí algunas menciones:
1) El chocolate (del bueno) sea blanco, con leche o bien bien amargo debe fundirse al estar en nuestra nuestra boca, y detrás... se desarma dando aroma a nuestro "retronasal", lo mismo que se utiliza para saborear un buen vino.
2) Si el chocolate es malo, esto no ocurrirá y demorará mucho y lo que sentiremos es un abundante sabor a grasa... (eh, hay una diferencia...!)
3) Al partir un chocolate, sobre todo si se trata de una tableta, debe hacer un "crack", instantáneo. Es un sonido único, y sólo los buenos chocolates lo hacen, sobre todo los que tienen alto porcentaje de cacao. Si cuesta quebrarlo o al revés si se desarma, es porque no es tan bueno. La razón es que en lugar de utilizar la manteca del cacao utilizan grasa.
4) Los chocolates con leche son más difíciles de catar, pero, sabiendo que en este área los suizos son los mejores, se hacen saborear igualmente pero a... leche. (Y no a grasa).

En Bruselas, (y esto no lo mencionamos en el otro post) existen numerosas ofertas de cajas de cholates que se dicen "belgas" por muy pocos euros. Pero es sabido que se trata de chocolates industriales, no artesanales y muchas veces ni siquiera son hechos en Bélgica sino en algún rincón de la "unión europea.
Si bien es fácil darse cuenta (ya que la cantidad no reemplaza la calidad) hay mirar en sus envases tanto el origen de los mismos como la composición. Si es una extensa e interminable lista de ingredientes poco reconocibles, entonces desconfíen de que esos sean verdaderos chocolates belgas de calidad.


Y ahora, a tomarse un rico "chocolat chaud" (chocolate caliente) y a disfrutar del día de nieve.

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