(Me quedé todavía con la
sensación de un viaje muuuy largo y aquí vuelvo.)
Dentro
de un viaje existen otros comportamientos además de los que mencionamos en el post sobre bebés en el avión. Este, tiene que ver tanto con adultos como teber
bebés.
El
cinturón de seguridad en el avión es fundamental, no sólo por lo que
supuestamente nos protege de una turbulencia intensa sino por todo lo que nos
impide hacer y el mandato que inscribe en nuestro cerebro por la cantidad de
horas que viajemos. Mientras más viajemos, más veremos la luz (encendida o no,
aunque más veces encendida que apagada) de Fasten your seatbelts" .
Entonces,
¿cuantas veces debemos estar ajustándo el aparato? Unas cuantas, muhas y
tediosas veces, aún dormidos.
Con un bebé, que viaja con nosotros
debemos agregar un lazo extensor para ajustárselo a él también, cosa que se
convierte en otra pesadilla de viajar con bebés en un avión. ¿como explicarle a
la criatura de 12 o 14 meses que debe quedarse mas o menos quieto ajustado a
ese lazo que a su vez nos ajusta a nosotros, cual otro tipo de cordón umbilical
doble?
Pues yo no pude, o no supe, y una
vez más nuestro bebé no hace mas que luchar contorsionándose para zafar del
adjunto elemento y emitir sonidos poco agradables al oído humano.
Existen
también otras situaciones donde nos preguntamos ¿cuando diablos va a apagarse
esa maldita luz? ¿cuando podremos ser libres otra vez para ir al baño? Digo
esto porque debe pasarle a muchos que nos meamos encima prácticamente por no
poder levantarnos, y lo que es más intenso es cómo ese mandato interno nos
mantiene callados, atados, dicho de otra forma, sometidos, y hasta permite que
nos hagamos pis encima! Incluso si intentamos de todas formas levantarnos, y
encaminarnos tambaleándonos por la turbulencia (viendo como todo el mundo está
atado a su silla) hacia el baño, no falta azafata o azafato que nos tire la
bronca por el hecho y como niños malcriados (que no sabemos comportarnos con
las normativas de un avión, como diría Seinfeld) nos manda con un sermón a
sentarnos nuevamente "hasta que la turbulencia acabe". Y la verdad
que siempre hacemos caso omiso, porque no conozco nadie que se rebele, eche a
un lado al azafato o azafata en cuestión y abra la puerta del baño como último
recurso.
Pero
lamentablemente esto no acaba ahí, porque a veces notamos como el avión vuelve
lentamente a su movimiento cadencioso de minutos antes y pensamos "ahora
se apagará la maldita luz de los cinturones" y sin embargo, no. Dura,
persiste, como si alguien se hubiera olvidado, y vemos que los azafatos vuelve
a desplazarse con facilidad por los pasillos aunque las luces siguen allí, y
nosotros atados, como castigados por unos minutos más. ¿no es esto masoquismo
aéreo, propiamente dicho?
Otra
peasdilla viene cuando nos queremos dormir, y a decir verdad dormir atado es
dificil, y sumado a nuestra impotencia de movimientos (siempre considerando que
viajamos en clase económica y por eso repito, ¿para cuando la democracia de la
Primera Clase?) el cinturón debe estar ajustado cuando vuelven a encenderse las
lucecitas de fasten your seatbelts.
Entonces yo desarrollé un pequeño
método antes de tener que dormir con un bebé encima, que consiste en ajustarlo
pero soltar el lazo bastante para que me permita moverme y al menos colocarme
en una posición que me permita dormir y que el estar atada a esa cosa no me
despierte. Y sobre este "hecho" me coloco la manta encima.
Vi hace poco un episodio de otra
serie (30 Rock) donde un personaje piloto comenta que cuando ve mucho follón en
el avión impone el "Código aéreo" que consiste simplemente en
encender la puta lucecita de los Fasten
your Seatbelts. Me pareció que esto aclaraba bastante el martirio asumido.
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