Me siento un poco abrumada de
tanta publicidad diversa sobre mujeres. Es la época que se acerca el verano y
ya empezaron a matarnos con propagandas de bikinis, a cuales más pequeños en
cuerpos perfectamente dorados ( que tu marido no deja de mirar en la TV) y sin una mínima arruga, verruga,
grasita o rollo.
Me cansa la perfección a la nos someten
no sólo los medios de comunicación sino buena parte de la sociedad y hasta de
nuestros seres cercanos, con modelos o objetivos que nunca llegamos a cumplir,
nunca llegamos, en fin, a arañar siquiera en su forma y gracia.
Recuerdo que hace un año y pico
estuvo un poco de “moda” un debate entre feministas varias. Es vergonzoso cómo
el feminismo degeneró en cuestiones de lo más absurdas y contradictorias. Una
de las discusiones era sobre el uso de los pañales descartables, contra los pañales
lavables. Sí, leyeron bien, así como algunos ecologistas creen que se gasta
menos agua lavando los platos a mano que en un lavavajillas, existen mujeres, y
muchas! que consideran que nuestros bebés deben volver a lo supeustamente
natural de lavar pañales.
Recuerdo que mi madre tenía esta
remembranza como de lo peorcito de ser mamá, de tener que lavar chiripás y
colgarlos al sol para que se desinfectaran bien, hervirlos, etc. Hoy, existen
al menos en Francia varias casas y firmas de pañales lavables que presentan
diversos modelitos y diseños, para ser lo más cool de todo.
Me importa poco realmente si cada
pañal descartable equivale a miles de árboles, porque en algún lugar volvemos a
poner a la mujer en su espacio de servidumbre. Si con el lavavajillas se
consigue un salto de lavar los platos a que los lave una máquina, con esto
volvemos a encerrarnos en labores que nadie hace más que las mujeres.
La discusión en cuestión estaba
defendida del lado de los pañales lavables por una suerte de movimiento
feminista actual, que se preocupa por la salud de sus bebés al igual que por
“el environment”. Del lado de los pañales desechables estaba la filósofa
Elisabeth Badinter que como hace 30 y 40 años sigue sosteniendo que el lugar de
la mujer en la sociedad sigue siendo, digamos, una mierda( y la razón que
tiene). Cobramos menos (en Francia los salarios para mujeres en los mismos
puestos que los hombres son de un 23% menor), y no se contempla mucho que
podamos ser mamás y empleadas o profesionales, es decir, hay que joderse en un
montón de sentidos renunciando siempre a algo, horas con tu niño, o con tu
esposo o horas de desarrollo profesional.
Quedo en shock cuando veo que
vuelve a resonar el tambor de las mujeres que hoy convertidas en feministas
dicen que prefieren ellas hacer la limpieza de la casa que dejárselo a su
compañero, o lo mismo para cocinar. Se supone que hablamos de países
económicamente desarrollados y en pleno siglo XXI las nuevas jóvenes sostienen
muchas veces este discurso machista.
Siendo mamá, además, puede
ocurrirte que no tengas ganas de trabajar y sí de dedicarte más a tus niños y
sin embargo, para eso, no existen ayudas de ningún tipo. Por ejemplo, los
lugares en guarderías son privilegiados para las mujeres que trabajan. No
existen muchas opciones de guarderías de menos días o menos horas, sólo por si
se te cruza por la cabeza la “burguesa” idea de ir a la peluquería o
simplemente ir al médico o llevar el gato al veterinario, o ir al cine!
De todo esto, me siento
tremendamente furiosa. Sobre todo cuando ves las publicidades de perfección que
no te permiten sentirte tranquila con vos misma si subiste de peso por tener un
bebé o simplemente porque te gusta comer lo que sea que te guste. Me cansan las
publicidades como esta de una firma de cosas para bebés que llama “mama cool” a
una mamá desestressada que pasea a su niño en un lindo cochecito. La mayoría de
las veces estamos cansadas, sin dormir, y con ganas a veces de tirarnos por el
balcón cuando el bebé no para de llorar por algún mal que no deja de aquejarle
o simplemente porque nos malhumoramos cuando no podemos hacer absolutamente
nada más que cargar el bebé y nos hemos quedado sin ideas. Y eso que
desarrollamos técnicas para tener un bebé en un brazo y con el otro, sacar
fotocopias, colgar la ropa lavada, ordenarla y guardarla, o escribir en un
ordenador.
Parece que la sociedad se riera
un poco de este estado “stressée”y colaborara en NADA para hacernos sentir
mejores. Y no sólo “mamás” sino mejores PERSONAS!!
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