jueves, 9 de junio de 2011

Midnight in Paris, by Woody






El lunes me escapé para ver la película de Woody Allen. Tenemos un cine pequeño de barrio cerca de casa y pasan las películas nuevas durante algunos días. Esa es la ventaja de vivir cruzando el periphérique J
Como no tenemos niñera/o ni abuelas cerca, pensamos turnarnos para ir al cine. Esta vez se quedó el bebé con mi esposo.
De todas formas es extraño, porque esta es la primera vez que lo hacemos y es con Woody Allen y la última vez que pudimos ir al cine fue unas semanas antes de que bebé naciera. Supongo que M amará o detestará a Woody pero no le será indiferente...

Me transporté por una hora y 34 minutos hacia la ciudad luz, ¡en la que en realidad estaba saliendo del cine!. Soberbiamente filmada, hay que decirlo que Woody sabe encontrar buenos rincones desconocidos de Paris (ya lo había hecho en “Everyone says I love you”). Tanto de noche como de día. La mayor parte parece filmada en Montmartre, si bien hay otros grandes clásicos, como la Rue Rivoli, frente a las Tuilleries, Place Vendôme, o la menos conocida Rue Mouffetard en el V ème.
Es raro ver Paris en el cine, cuando uno vive en ella. Desde que estamos viviendo aquí he visto y re visto muchas películas para reconocer lugares de la ciudad… es algo que me encanta, tiene ese sabor a algo maravilloso que puedes tomarte en el desayuno en tu casa y gratis!

La peli me gustó mucho, si bien no es ya de las mejores cosas, (de su última época sigue gustándome mucho ”Cassandra’s dream”) pero la rescato por su costado nostálgico y bohemio, lleno de sabiduría añeja y cerca de mi corazoncito à l’ancienne.
Si bien el centro del guión es algo introspectivo, como el hecho de cuestionarse si realmente estamos haciendo lo que queremos en la vida o no, creo que la gran protagonista es la ciudad, no sólo por sus locaciones sino porque pone sobre el tapete la historia de enamoramientos artísticos que ha generado a lo largo de sus años.

¿Qué artista, escritor,  o músico del siglo XX (y XIX también) no ha sucumbido a los aires bohemios de esta ciudad?  El desfile de tantos entrañables personajes desde el adorable Cole Porter hasta el mal genio de Hemingway, pasando por Gertrude Stein en el cuerpo de una exquisita Katy Bates, me permitió soñar esa noche y en colores con el cuadro de Van Gogh que insipira el afiche de la peli (Noche estrellada…) y tarareando "Let's do it (let's fall in love)".

Yo me sentí identificada en mucho en esa decisión. En amar tanto esta ciudad como a decidirte a quedarte en ella. Me pensé en las veces que vinimos antes de instalarnos a preparar el terreno, a buscar a mi director de tesis, a pensarnos a nosotros dos, a mi compañero y a mí en una nueva etapa, en una mudanza deseada hacia un futuro incierto y excitante. A los 2 años, entre tanto descubrirla, recorrerla, amarla y detestarla a veces, llegó Martín a nuestras vidas. Y eso la va transformando en más mía, en la Paris nuestra, que construimos día a día, lejana a veces de eso que soñamos todos los que alguna vez quisimos vivir aquí, pero conociendo sus otros costados, y haciéndola nuestro lugar, como cité de la canción de Os Paralamas hace un tiempo, “un amor, un lugar”.

Salí corriendo del cine de vuelta a casa, preocupada por bebé y por su papá, y pasé a propósito por el único rincón de la plaza del barrio desde donde se ve la Torre Eiffel, a esas horas, iluminada.
Que magia tienen las cosas vistas en la pantalla grande, y cuanta más magia recobran al verlas también afuera.

Nota: al margen, me encantó Owen Wilson en un papel woodyallenesco, aunque pude ver al propio Woody unos años más joven, ¿un nuevo heredero, tal vez? También sublime el momentico de Adrien Brody como Salvador Dalí.

¡No se la pierdan!

1 comentario:

Tomás en Europa dijo...

Completamente de acuerdo contigo... me gustó mucho Midnight in Paris por ser un ejercicio de introspección, pero que también juega al despiste y a no tomárselo muy en serio.

Qué decir que disfruté con las potales de la ciudad y me despertó la nostalgia -creo que nunca se va- de pasear por esos lados.

Y los momentos de nostalgia con esos artistas de los años 20, sublime. Tiene ese toque de absurdo que tenía, precisamente, Everyone says I love you...

No es de las más grandes, pero es infinitamente más interesante que Conocerás al hombre de tus sueños...